El poder de la literatura: una historia para no olvidar y, sobre todo, para no repetir

Por Camila Navas López

En Latinoamérica cada vez son más comunes los movimientos feministas: pancartas en las calles, marchas, cantos, gritos e incluso coreografías de mujeres unidas enviando un mensaje poderoso y potente al mundo entero. Parece ser que después de repetitivos casos de violencia contra la mujer, estos países han despertado de una realidad que se negaban a afrontar. En el año 2016 un caso extremo se dio en Bogotá, Colombia.  Una niña de siete años se vio forzada a convertirse en una mártir y a representar no solo a las niñas víctimas de violencia de un sector bogotano, sino a todas las mujeres que sufren abusos[1].

Colombia, a pesar de su reconocimiento como país cafetero, alegre y pachanguero, se conoce, lastimosamente, también como un país que ha vivido bajo la corrupción de personas poderosas cuyas riquezas y propiedades parecen darles el poder de hacer y deshacer sin dejar rastros. Sin embargo, este no fue el caso de Rafael Uribe Noguera, quien, después de cometer lo que es tal vez el delito más monstruoso que se pueda realizar, recibió el trato justo que se merecía por parte de las autoridades colombianas. Rafael[2], un arquitecto proveniente de una familia adinerada y de mucho reconocimiento, parece no estar satisfecho con sus riquezas y empieza a acechar uno de los barrios más pobres de Bogotá. Una mañana, mientras unos niños jugaban en el vecindario, sin sospechar que una tragedia sucedería, una camioneta se acerca, casi rompiendo con el esquema de un barrio de bajos recursos donde carros de ese tamaño y lujo no se atreven a llegar hasta allá, y el mencionado arquitecto obliga a la niña Yuliana Samboní a subirse a su camioneta y emprende el recorrido que se convertiría en la perdición de ambos.  

La pregunta del millón, la que todo un país se preguntó, fue: ¿Por qué un hombre de tanto dinero y reconocimiento, se aprovecha de una niña pequeña proveniente de una familia humilde en un barrio pobre de Bogotá? Muchos se han atrevido a responder y la mayoría suponen que fue justo por eso; por ser mujer, niña y pobre. Fue por esa diferencia social que Rafael decidió aprovecharse de la situación de Yuliana. Seguramente pensaba que su riqueza iba a poder tapar su capricho sin que nadie se enterara. Pero no contaba con que todo el vecindario protestaría por su niña y no se quedaría callado. Fue la primera vez en que todo un país, sin importar la marca de su ropa, los billetes en su billetera, la clase social, ni el género, se une para pedir justicia por una inocente. Rafael, ya no reconocido por su desempeño arquitectónico y el poder de su familia, es ahora conocido como el secuestrador, violador y asesino de la pequeña Yuliana.[3]  

Partiendo de este acontecimiento y tratando de responder a la pregunta del millón, Laura Restrepo escribe su última novela Los Divinos (2018) [4] basándose en el feminicidio de Yuliana Samboní llevado a cabo por Rafael Uribe Noguera[5]. Fundamentándose en hechos factuales y mezclando realidad con ficción, como la mayoría de los escritos de la colombiana, la autora ha creado una historia ficticia con un hecho real creando un testimonio contra este feminicidio y tratando de demostrarnos cómo y en qué circunstancias se pudo desarrollar este crimen. Los Divinos está narrada por Hobbo, uno de los personajes pertenecientes a la banda de los Tutti Frutti, formada por cinco amigos del Liceo Quevedo. Esta institución está descrita como un colegio donde los hijos de familias adineradas, al menos la mayoría, van a estudiar. Retomando el hecho real, se puede relacionar el Liceo Quevedo con el Gimnasio Moderno, colegio de buen prestigio y dineral en Bogotá donde Rafael hizo su primaria y secundaria. Además del narrador Hobbo, los demás integrantes de los Tutti Frutti son Muñeco, Píldora, Duque y Tarabeo. Cada uno de ellos recibe un capítulo en Los Divinos, comenzando con Muñeco y terminando con Hobbo, este último aparentemente no tan rico como sus compañeros y por ende menos predecible que el resto.

Además de los cinco capítulos nombrados según cada integrante de la banda Tutti Frutti, hay un capítulo más, tal vez el más impactante, titulado La Niña donde se narran los acontecimientos del feminicidio llevado a cabo por el personaje Muñeco, cuya descripción concuerda mucho con el caso real mencionado anteriormente. Sumergiéndonos en el mundo literario de Los Divinos, reconocemos las descripciones y características de Muñeco con las de Rafael.  Laura Restrepo escribe este libro también como muestra de las diferencias en las clases sociales y como una crítica a instituciones donde los niños de familias ricas y poderosas en Colombia son mimados y criados como los dueños del mundo, dejándoles creer que por lo que tienen pueden hacer lo que quieran y mucho más con personas de bajo estrato social que “no valen nada, pues no poseen nada”.

Este relato no solo envuelve a los lectores y lectoras por la descripción de los hechos, sino la forma en que todo se narra desde la perspectiva de Hobbo, el personaje con el que posiblemente más nos relacionamos, aunque no logramos generar mucha simpatía por su patética lealtad hacia un grupo que solo le produce problemas. Además de esta amena narración con atisbos de crónica periodística, la novela también cuenta, de principio a fin, con una especie de rima que aumenta su carácter literario. Empezando con “Los monicongos son dos y el más chiquitico se parece a vos” y terminando con “Los monicongos son mil y el más chiquitico es igual a mí”, los lectores y lectoras se preguntan qué propósito tienen los monicongos en toda esta historia. Una de las interpretaciones posibles es que, en cierta medida, todos y todas somos un poco culpables por el feminicidio al identificarnos con los monicongos.  Aunque el significado de esta palabra es bastante ambiguo, la definición más apropiada que se le da es de títere y muñeco, al igual que el Muñeco de la novela perpetuador del peor crimen.  Puede ser que se trate de una forma para lidiar con el machismo y micromachismo colombiano y latinoamericano que permitieron que un caso como el narrado, fuera posible. Laura Restrepo resalta en su novela el machismo que aún está presente en toda una cultura a través de la voz narrativa y de sus personajes femeninos, que son pocos, pero poderosos como Alicia (apodada como Malicia) y Eugenia (la hermana de Hobbo).

Para finalizar, es importante concluir que esta gran novela de Laura Restrepo es otra muestra de la importancia de la literatura, pues esta nos ayuda a no olvidar lo que acontece, lo que ocurre, sin importar si es malo o es bueno, y en este caso para no repetirlo.  Hay que leer, para no olvidar, para no repetir los mismos errores, sino para aprender de ellos.


[1] Revista Semana (2016) Las otras miles de Yulianas. Recuperado el 03.03.2020 en: https://www.semana.com/nacion/articulo/violencia-sexual-21-ninas-colombianas-son-agredidas-cada-dia/509140

[2] Para saber un poco más sobre la vida de Rafael Uribe Noguera ver: https://www.pulzo.com/nacion/perfil-rafael-uribe-noguera/PP238347

[3] Para más información sobre el feminicidio de Yuliana Samboní y los autores implicados ver: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48559709

[4] Link de la biblioteca con el libro Los Divinos. https://lhiai.gbv.de/DB=1/XMLPRS=N/PPN?PPN=103088823X

[5] Entrevista en Youtube de Laura Restrepo sobre su libro publicado https://www.youtube.com/watch?v=e6VW7gpgKkk